El proceso de la lactancia es el principal recurso de amor y va más allá de suministrar alimento.Ese crucero en enero había sido una pésima idea. El silencio del camarote en altamar y el frío de las lluvias constantes se sentían peor con el vaivén del barco y el fuerte olor del brote de leche que aún me salía de los senos. Era como si mi hija bebé me reclamara con cada llanto a miles de kilómetros de distancia. De noche el dolor de mis pezones se hacía tan insoportable que se confundía con la nostalgia y el remordimiento.
La maternidad es una decisión. La lactancia es una hermosa oportunidad de afianzar los vínculos. Un acto de amor que va más allá de los beneficios nutricionales y que no conoce prejuicios sociales ni apariencia estética. Proporciona bienestar, salud, seguridad y afecto tanto para la madre como para el hijo y fortalece los lazos de unión para toda la vida.
Nuestro deber de madres está por encima de la pareja, de nuestros compromisos laborales y sociales. No puedo culparme ni justificar mi decisión porque en ese momento eso fue lo que pensé que era lo mejor.
Ya no hay marcha atrás y espero que sanemos nuestras diferencias algún día. Sin embargo, creo que no valió la pena y hoy lamento haberme dejado presionar para arreglar “asuntos de pareja” y dejar por varios días a mi bebé de tan solo tres meses a cargo de una niñera.
Nada era más importante que mi compromiso como madre. Las relaciones amorosas van y vienen. Los trabajos y los compromisos también. Pero los hijos nacen a través de nosotras y siempre permanecerán unidos afectivamente, así ya no estén. Entrégale todo el tiempo que puedas a tu bebé por encima de todo y manifiéstale tu amor a través de la lactancia. Con cinco hijos te aseguro que son los mejores momentos de intimidad con nuestros hijos.

No me imagino lo duro que debió ser dejarle. Pero todo pasa para algo… Y seguro que sabes para qué pasó. Un abrazo!
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